El sonido de las hélices del helicóptero Black Hawk rompió el silencio en Pánuco, Veracruz, trayendo consigo alimentos, agua y esperanza a cientos de familias que permanecían incomunicadas tras las devastadoras inundaciones.
En un gesto de solidaridad, el gobernador Samuel García Sepúlveda envió la aeronave de la Policía Estatal de Nuevo León cargada con ayuda humanitaria. A bordo viajaban elementos de Protección Civil, quienes descendieron con cajas de despensas y suministros para las comunidades de El Higo, Vega de Otates y Rancho Nuevo, severamente afectadas por el desbordamiento de ríos.
“Pensamos que nadie iba a venir. Llevábamos días sin comida ni agua. Ver bajar esas cajas fue como un milagro”, relató entre lágrimas María Hernández, vecina del ejido Vega de Otates.
La ayuda fue recibida en el parque Gregorio Cruz Vega, convertido en centro de operaciones, desde donde se coordinan los vuelos de rescate y distribución de víveres.
La gobernadora Rocío Nahle García agradeció el apoyo del Gobierno de Nuevo León, subrayando que la colaboración entre entidades refleja la unidad y el espíritu solidario del país.
“El apoyo aéreo ha sido crucial para llegar a donde el agua aún no permite el acceso terrestre. Valoramos enormemente la solidaridad del gobernador Samuel García y su equipo”, expresó.
El helicóptero, uno de los más avanzados en tareas de rescate, ha sido clave para llevar asistencia y salvar vidas en comunidades rurales devastadas.
Mientras las brigadas continúan con la entrega de alimentos y el rescate de personas, los habitantes del norte de Veracruz destacan que, además de víveres, lo que llegó fue un mensaje claro: México sigue de pie, unido ante la adversidad.
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